Editoriales

Refundar México / Teodoro Barajas Rodríguez

El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas
El autor es maestro en Gobierno y Asuntos Públicos, así como candidato a Doctor en Ciencias Políticas

Lo cierto es que la injusticia continúa imparable, los partidos políticos vegetan y pretenden lucrar con la tragedia, algunos más se convierten en buitres que se alimentan de muerte para seguir viviendo. Duele México que se convierte en panteón gigantesco

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Morelia, Michoacán, 16 de noviembre de 2014.- Vivimos entre apremios, pendientes y polarización que parecen no tener fin, un gobierno federal pasmado, críticas recurrentes, falso debate, pero sobre todo se percibe el odio como dinamo de nueva maquinaria social.

Los medios convencionales de comunicación no ayudan mucho, los contenidos de televisión están repletos de cosas prescindibles, circo, trivialidades, aún sigue la mercadotecnia derivada del fútbol del pasado mundial de Brasil, así de pena ajena.

La redes sociales  hace rato emergieron como caleidoscopio del sentir social, brotan los espejos y los colores, los juicios a priori en muchos casos basados en la desinformación, en algunos capítulos el asidero ha sido el odio, el reduccionismo y las malas artes.

También se pueden conocer casos y detalles que son censurados en los medios convencionales, en realidad los usuarios le agregan o restan valor.

La revolución del Jazmín que se hizo presente en África y el Medio Oriente hace pocos años  constituyó un singular fenómeno que situó a las nuevas plataformas de comunicación como el mejor pertrecho porque hizo caer a los tiranos, en esas epopeyas figuraron los liderazgos emergentes de extracción juvenil.

En nuestro país el caso doloroso de Ayotzinapa con los normalistas desaparecidos ha sido un tópico que registra el abordaje, se pueden leer las expresiones de indignación ante la barbarie, también los comentarios de quienes festinan lo sucedido, en éstos últimos no se puede entender la reacción, un funcionario de Conacyt señaló que se trata de “morenacos” “perricidio”, una ex diputada del PRI señaló que deberían matarlos para que no se reproduzcan. Estulticia al más alto nivel, la imbecilidad manifiesta.

Es obvio que el gobierno federal está pasmado, los vacíos se llenan de cualquier manera, no hay un día que no registre movilizaciones, algunas sumamente desafortunadas porque recriminar violencia con más violencia es una contradicción. Es tiempo de retomar a Mahatma Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela, no puede ser tiempo del anarquismo –literal- que no tiene conexión con esa doctrina a la que aportara Kropotkin o los hermanos Flores Magón.

Lo cierto es que la injusticia continúa imparable, los partidos políticos vegetan y pretenden lucrar con la tragedia, algunos más se convierten en buitres que se alimentan de muerte para seguir viviendo. Duele México que se convierte en panteón gigantesco, a veces da la impresión de que asistimos como testigos a los funerales del estado de derecho para legitimar la barbarie.

Tal vez suene utópico o ingenuo pero este es el tiempo de refundar México.

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