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Sánchez y Macron: El uso de la política exterior como capital político

Para el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y para el presidente de Francia, Emmanuel Macron, esta postura internacional parece servir como una útil cortina de humo frente a sus serios problemas internos

Coimbra, Portugal, 26 de septiembre de 2025.- Hace poco más de un año, España, Irlanda y Noruega —y más tarde Eslovenia— dieron un paso simbólico al reconocer al Estado de Palestina. Esta semana, la presión internacional sobre Israel se ha intensificado, con países de peso geopolítico como Canadá, Reino Unido, Australia y, en particular, Francia, uniéndose a esta causa. Aunque el reconocimiento no ha detenido la violencia, sí ha revitalizado el debate sobre la defensa del derecho internacional.

Sin embargo, en el mundo de la política, las decisiones rara vez son desinteresadas. Para el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y para el presidente de Francia, Emmanuel Macron, esta postura internacional parece servir como una útil cortina de humo frente a sus serios problemas internos.

En España, el gobierno de Sánchez enfrenta graves acusaciones de corrupción que salpican a personas cercanas a él, incluido su propio hermano. La imagen del Partido Socialista se deteriora mientras la oposición de derecha gana terreno.

En Francia, la situación de Macron no es menos compleja. Su gobierno está en un punto de inestabilidad sin precedentes, incapaz de lograr acuerdos y enfrentando un fuerte descontento social.

A pesar de estos contratiempos, la imagen que ambos líderes proyectan en el extranjero es la de defensores de los derechos humanos y del derecho internacional. Esta narrativa, que en el caso de Macron también se aplica a su apoyo a Ucrania, busca mitigar la percepción negativa que se tiene de ellos en sus respectivos países.

El futuro político de ambos es incierto. Es muy probable que Sánchez pierda las próximas elecciones. En el caso de Macron, la Constitución francesa le prohíbe presentarse a un tercer mandato consecutivo, lo que lo obliga a retirarse de la carrera presidencial en 2027.

No obstante, esta aparente retirada podría ser una pausa estratégica. Al dejar una imagen de políticos comprometidos con causas globales, su postura ante la prensa internacional podría servirles en el futuro. Si las tensiones políticas internas y el populismo que hoy dominan el panorama europeo y mundial bajaran, estos dos líderes podrían resurgir en el escenario político con una reputación renovada.

La política actual en ambos países es crítica. En España, el bipartidismo tradicional se desdibuja, y la derecha se radicaliza. El gobierno de Sánchez parece no encontrar soluciones y se hunde en el desgaste. En Francia, los extremos políticos son cada vez más fuertes, dejando a Macron en una posición de vulnerabilidad.

Por ello, la construcción de una imagen de estadistas en el extranjero, a través de acciones como el reconocimiento del Estado de Palestina, podría ser la jugada maestra para un futuro retorno. Tras un periodo lejos de la esfera política doméstica, la percepción de estos líderes como defensores de los más débiles podría jugar a su favor cuando decidan volver a la primera línea.

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