Universidad y gobierno, un gran problema / Alejandro Vázquez Cárdenas
La Universidad Michoacana ha sufrido un daño incalculable por cortesía de la CUL, pero más bien por aquellos políticos que la manejan, manipulando a los fanatizados e ignorantes moradores de sus «casas del estudiante», sitios que son guarida de grupos radicales que violentan el estado de derecho
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Morelia, Michoacán, 01 de noviembre de 2016.- La imagen de un grupo de encapuchados festejando el incendio de uno o varios vehículos en las principales carreteras de un Estado no es novedad en Siria, en Iraq o en Somalia; a sus habitantes las escenas de vehículos destrozados y humeantes ya no les dice nada. Hace algunos años fue una constante en barrios de París con una gran cantidad de inmigrantes árabes. Para los de mejor memoria la imagen nos remonta al Sarajevo de 1992 y sus conflictos entre serbios, croatas y musulmanes.
Pero resulta que las imágenes de vehículos incendiados que han dado la vuelta al mundo en esta época de Internet, redes sociales y periodismo globalizado no se han originado en ninguno de esos lugares, son de las calles y carreteras del Estado de Michoacán Incluso algunos recordaran la ocasión, no hace tantos años, en que los mismo delincuentes de ahora incendiaron una patrulla en pleno centro histórico de Morelia. A unos pasos de valiosos edificios, frente a una gran biblioteca, mudo testigo de la barbarie, a unos metros de los edificios que en alguna época, ya lejana, representaron el orden y la autoridad en el estado.
¿La causa de este desastre? La insolente impunidad y la falta de aplicación de la Ley a esa estructura denominada CNTE que ahora emplean esa barata carne de cañón que son los “normalistas” los cuales, con su infinita ignorancia y su profundo rencor social sirven a los delincuentes que los manipulan. La situación empeora por el drama anual de la Universidad Michoacana por las presiones de grupos porriles que año con año demuestran su capacidad para doblar a la autoridad en turno pidiendo y logrando concesiones demenciales como lo es el aceptar la escoria de otros Estados para incrustarla en la complaciente Universidad Michoacana.
¿Que han hecho las autoridades, por cierto pagadas por nosotros, en los innumerables bloqueos de las carreteras del Estado? Simplemente actúan cuando el daño ya está hecho. Los bloqueos duran interminables horas, los disuelven, detienen a algunos de los responsables para horas después soltarlos alegando no creíbles razones. ¿Resolver el problema de fondo? Imposible, el valor no les da para tanto. ¿Excusas?, esas sobran: Prudencia, dialogo, paciencia, negociación, acuerdos, etc. etc. El motivo real es uno solo: Miedo. Miedo a pagar los costos de aplicar la ley. ¿Y el problema académico?, ese no cuenta para nuestras ilustres autoridades perredistas.
La Universidad Michoacana ha sufrido un daño incalculable por cortesía de la CUL, pero más bien por aquellos políticos que la manejan, manipulando a los fanatizados e ignorantes moradores de sus «casas del estudiante», sitios que son guarida de grupos radicales que violentan el estado de derecho.
La CUL organización estudiantil con nexos con la UMSNH, aglutina a varias de esas «Casas de estudiante», lugares sin ley ni reglamento que sirven a los intereses particulares de políticos en decadencia, irredentos «cartuchos quemados» que sobreviven por el miedo genético, de nuestras autoridades.
Irritante en grado extremo es la excusa que reiteradamente usan nuestras “autoridades” para justificar su inoperancia cuando hay flagrancia de un delito; «no actuamos para no violentar la autonomía universitaria» afirman muy orondos, exhibiendo su insultante ignorancia. Ni idea tienen de los que es la “Autonomía” de las Universidades.
En la estructura del Gobierno del Estado hay muchos abogados, en todos los niveles, ignoro si solo son de membrete o si en realidad saben algo de leyes, pero no se necesita maestría alguna o doctorado para saber a qué se refiere el término «autonomía» cuando se habla de una Universidad. Sinceramente no quiero suponer que nuestras autoridades perredistas piensen que la autonomía tiene que ver con algo así como la «extraterritorialidad» o que las universidades son semejantes a una embajada.
Por el bien del Estado, urge poner en orden las llamadas «Casas del estudiante», que, en su mayoría, solo son refugio de oportunistas, fósiles, grupos de choque y pseudoestudiantes irredimibles para efectos académicos. Reglamentar su funcionamiento, transparentar su financiamiento y sus egresos, o bien cerrarlas definitivamente.
Qué pena. Sobre todo por los que creyeron en las promesas de campaña y en los discursos iniciales del actual Gobernador.