Visita papal / Teodoro Barajas Rodríguez
Desconocemos, por razones obvias, qué mensaje emitirá el sumo pontífice en tierras michoacanas pero los temas son múltiples como los motivos para abordar diversos pendientes que tienen que ver con las injusticias que no acabarán con una oración
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Morelia, Michoacán, 24 de enero de 2016.- El Papa Francisco visitará México el próximo mes, un país que registra escándalos e injusticias provocadas principalmente por sus elites políticas tan distantes de compromiso verdadero y tan ausentes de sus deberes primigenios; así lo indican las estadísticas: miles de desaparecidos, pobreza extrema, desigualdad invariable, presos políticos. Infamias.
No sabemos qué tan conmovedores serán los mensajes que pronuncie en nuestro país el primer Papa jesuita de la historia católica, su praxis difiere en mucho de sus antecesores, nos referimos al carismático como conservador Juan Pablo II y al alemán Benedicto XVI; el primero fue proclive a las masas, el segundo más bien un académico almidonado.
Francisco es originario de Argentina, aficionado al fútbol y al tango que son un típico binomio en ese país del cono sur, no es dado a seguir a pie juntillas los protocolos antiquísimos de una iglesia antigua que en las últimas décadas ha sido cercada por los escándalos de pederastia en que se involucró a personajes de la alta jerarquía como Marcial Maciel.
Con el Papa Francisco, quien fuera obispo de Buenos Aires además de vivir aquel trance oscuro motivado por la dictadura militar, se confía en que la iglesia en Latinoamérica respire aires nuevos como reposicionar la Teología de la Liberación que se distingue por mantener la opción preferencial con los pobres que en nuestro subcontinente son mayoría.
Estará en Chiapas, Ciudad Juárez y Michoacán, también en la Ciudad de México. En Chiapas emergió la guerrilla moderna a través del EZLN que trajo como consecuencia revalorar el aporte de las comunidades indígenas amenazadas por la globalización, se expuso en las grandes marquesinas mediáticas mundiales el clima de opresión que vivían los pueblos originarios.
En Ciudad Juárez los índices de inseguridad la presentaron como una metrópoli violenta, de las más temibles en el mundo porque los cárteles de la droga sembraron el pánico, se pusieron en práctica diversas políticas públicas para disminuir tales registros. Además nadie olvida los expedientes sangrientos de tantas mujeres asesinadas.
En Michoacán se vivieron años que parecieron siglos de abuso, inseguridad e impunidad; los grupos de autodefensas hicieron acto de presencia motivados por la expansión criminal de grupos de la delincuencia organizada, los niveles de gobierno optaron por no intervenir en primera instancia lo cual nunca dejará de ser censurable. Hipólito Mora y José Manuel Mireles hicieron lo que originalmente es tarea de las fuerzas de seguridad regulares, el primero ha estado en prisión y el segundo ahí continúa. Ante todo ello la interrogante es ¿qué es la justicia?
Desconocemos, por razones obvias, qué mensaje emitirá el sumo pontífice en tierras michoacanas pero los temas son múltiples como los motivos para abordar diversos pendientes que tienen que ver con las injusticias que no acabarán con una oración.