Científicos escuchan por primera vez el ruido cósmico emitido por los agujeros negros
Fue identificado gracias a una técnica inédita de detección de ondas gravitacionales que abre “una nueva ventana” al espacio y confirma una teoría de Albert Einstein
Morelia, Michoacán, 05 de julio de 2023.- Un equipo de científicos y astrónomos escucharon por primera vez el leve zumbido de las ondas gravitacionales resonando en la Vía Láctea.
Tras una década de búsqueda constante, los científicos han estado detrás de un eco tenue pero persistente de ondas gravitacionales que se cree que fue desencadenado por eventos que tuvieron lugar poco después del Big Bang. Ahora, las observaciones a largo plazo finalmente han confirmado su presencia.
El anuncio fue publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters y coordinado con equipos de científicos de todo el mundo, que informaron el descubrimiento del “zumbido de tono bajo” de estas ondas cósmicas que fluyen a través de la Vía Láctea.
La señal, mucho más dilatada en el tiempo, evoca un fenómeno de mayor escala, captado por una red de telescopios de Europa, Norteamérica, India, Australia y China del consorcio International Puslar Timing Array (IPTA).
“La señal detectada es una evidencia convincente y consistente con las expectativas teóricas de ondas gravitacionales que emergen de copiosos pares de los agujeros negros más masivos en todo el universo que pesan tanto como miles de millones de soles”, comenta Stephen Taylor, astrofísico de ondas gravitacionales de la Universidad de Vanderbilt en Tennessee, quien codirigió la investigación.
El descubrimiento significa una ventana completamente nueva a los agujeros negros supermasivos. Estos objetos misteriosos y extremadamente densos, de millones a miles de millones de veces más masivos que el sol, se encuentran en el centro de galaxias como la nuestra.
“Hemos estado en una misión durante los últimos quince años para encontrar un zumbido grave de ondas gravitacionales resonando en todo el universo”, agrega Taylor, que se desempeña como presidente de un equipo de investigadores conocido como el Observatorio Norteamericano de Nanohercios para Ondas Gravitacionales (NANOGrav). “Estamos muy contentos de anunciar que nuestro arduo trabajo ha valido la pena”, sostiene.
Este descubrimiento histórico demostró que las ondas gravitacionales realmente existían, cumpliendo una predicción hecha por Albert Einstein en 1916 y brindando a los investigadores una nueva forma de estudiar fenómenos exóticos como los agujeros negros y las estrellas de neutrones.
Para capturar longitudes de onda tan largas, un detector tendría que tener “brazos” que se extendieran hasta la mitad de la galaxia. Así que los investigadores decidieron convertir la propia galaxia en una especie de detector, aprovechando su rareza existente.
“Podemos hackear la galaxia”, remarca Hazboun, miembro del equipo NANOGrav, que cuenta con casi 100 miembros de EE. UU., Canadá y una docena de otros países.
La técnica de NANOGrav se basa en el seguimiento de púlsares, que son los núcleos giratorios súper densos de estrellas muertas. Cada púlsar es pequeño, del tamaño de una ciudad, pero gira cientos de veces por segundo, emitiendo haces de emisiones de radio que barren el cielo con regularidad. (CON INFORMACIÓN DE: ECONOMÍA SUSTENTABLE)