La zarigüeya, un marsupial que es incomprendido
Expertos llaman a proteger al tlacuache; especie incomprendida y vital para el entorno

Morelia, Michoacán, 09 de junio de 2025.- Las zarigüeyas o tlacuaches, conocidas comúnmente como “zorros”, son esenciales en los ecosistemas de Yucatán. A pesar de que son vistas como portadoras de enfermedades, tienen una función importante en la conservación del medio ambiente.
El biólogo con maestría en ciencias, Eli Vázquez Solís, explicó la importancia de estos marsupiales en el estado, así como información esencial sobre su reproducción y medidas para protegerlas.
“Muchas veces estos animalitos son incomprendidos y considerados dañinos, lo que lleva a su exterminio sin justificación”, advirtió.
Existen dos especies comunes en la región, Didelphis virginiana y Didelphis marsupialis, que viven tanto en zonas rurales como semiurbanas, y que se han visto obligadas a adaptarse a la modificación del entorno debido a la urbanización.
Sobre los estigmas que hay sobre los tlacuaches, el experto aclaró que en realidad ayudan a mantener el equilibrio del ecosistema.
“Controlan poblaciones de organismos que pueden ser vectores de enfermedades como la Triatoma dimidiata (el “pic”), que transmite el Mal de Chagas, o las garrapatas que provocan rickettsiosis, muy común en los poblados del sur de Yucatán”, dijo.
Además, se alimentan de roedores, víboras como los coralillos y también de frutas, lo que las convierte también en dispersoras de semillas y agentes en la regeneración de los bosques.
Vázquez también detalló aspectos importantes en su reproducción, como que se pueden aparear todo el año, pero hay tres picos importantes que se dan a finales de febrero, finales de abril y durante septiembre. De marzo a junio es cuando ocurre la mayor tasa de reproducción.
Las crías nacen tras una gestación muy corta, de entre 12 y 14 días, en estado prematuro, y deben desarrollarse dentro del marsupio de la madre. En promedio, nacen entre 8 y 20 crías, de las cuales solo sobreviven de 7 a 9 porque compiten por las glándulas mamarias de la madre, que solo son 13.
Para reproducirse, buscan espacios oscuros y seguros, ya sean naturales como huecos en árboles, raíces o cuevas, o bien estructuras artificiales como bardas de piedra, bodegas y pilas de leña.
La urbanización representa una amenaza a las zarigüeyas, pues fragmenta su hábitat y genera conflictos con humanos al aprovechar basureros o cultivos para sobrevivir, lo que provoca maltrato, persecución e incluso exterminio, señaló el biólogo.
Pese a que estos animales no están enlistados en la NOM-059, sí están bajo la Protección General de Fauna Silvestre en México, aunque para los expertos la implementación y el cumplimiento de estas leyes son un desafío, “particularmente en donde la ignorancia es demasiada sobre estos marsupiales”.
Ante esto, el especialista hizo un atento llamado a la población a no intentar domesticarlas.
“No podemos quedárnoslas como mascotas por temas de zoonosis y porque es fauna silvestre”, recalcó.
El biólogo indicó que, en caso de encontrar crías huérfanas —común después de atropellamientos o ataques— se debe contactar a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), bomberos, y autoridades ambientales o rehabilitadores autorizados.
De igual manera, recomendó medidas sencillas para su protección, como manejar con precaución en zonas verdes, no usar venenos en cultivos y evitar destruir sus refugios.
“Recordemos que su cuerpo alimentará a otro animal y así este veneno va a ir bioacumulándose”, advirtió.
En esta temporada, dijo que es común ver ejemplares juveniles y subrayó que, por más pequeños que parezcan, no necesitan de nuestra ayuda.
“Lo más importante de todo es no molestarlas y dejar que sigan su camino”, manifestó.
Finalmente, subrayó que es vital educar a la comunidad sobre su rol ecológico, rompiendo mitos sobre su peligrosidad y fomentando acciones de conservación. (CON INFORMACIÓN DE: DIARIO DE YUCATÁN)