Por comida “chatarra”, aumenta obesidad en adolescentes de secundaria
José Antonio Ruiz presentó resultados de investigación que llevó a cabo en dos escuelas de Morelia; el factor económico también incide en esta problemática de salud pública
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Morelia, Michoacán, 7 de julio de 2015.- El consumo de comida “chatarra”, por económica, y los largos ayunos que acostumbran los jóvenes, son los principales factores que inciden en el aumento de la obesidad en adolescentes que cursan su educación secundaria.
Así lo revela la investigación que sobre los hábitos alimenticios de estos jóvenes, llevó a cabo José Antonio Ruiz Díaz, licenciado en Ciencias de la Salud por la Escuela de Enfermería y Salud Pública de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, quien por dicho trabajo obtuvo la presea “Dr. Santiago Cendejas Huerta para Tesis de Licenciatura 2015” en el área de Ciencias de la Salud, otorgada por la Asociación Michoacana de Ciencias, A.C. (AMICI), resaltándose la elaboración y resultados de su tesis.
Ruiz Díaz destacó que el sobrepeso es una de las principales enfermedades que aqueja a los jóvenes michoacanos y que el consumo de la denominada “comida chatarra”, aumenta en las escuelas secundarias, cuando los adolescentes tienen entre 12 y 15 años de edad.
De allí que se decidiera a realizar una investigación, tomando una muestra de dos de las secundarias públicas de Morelia, para conocer las causas que inciden en la obesidad, titulando su tesis: “Exceso de peso y ayuno en adolescentes de secundaria”.
Con una muestra de 450 alumnos, a través de la aplicación de un cuestionario a sus familias, maestros y los propios adolescentes, encontró que la mayor parte de los entrevistados no desayunan antes de entrar a la escuela, por lo que si se toma en cuenta que su último alimento fue entre las ocho y las diez de la noche, llegan a clases a las siete de la mañana con un ayuno de doce horas.
El hambre provocada por el ayuno, afirmó, hace que los alumnos en el primer receso consuman todo aquel alimento que esté a la mano y sea barato, por la condición económica de sus familias, lo cual no implica que sea el más sano para su dieta.
Esa primera comida en el receso, es desproporcionada en calorías (ya que el organismo pide después de un ayuno largo, alimentos ricos en grasas o azúcares, harinas), mientras algunos jóvenes piensan que con no desayunar ahorran calorías, terminan ingiriendo más de lo que necesitan para saciar el hambre.
Este desbalance, continúa José Antonio Ruiz, se vuelve costumbre y el individuo aumenta de peso, aunque se haya “saltado una comida”. El desayuno es fundamental para conservar la salud y peso adecuados, explicó, ya que entre la cena y el desayuno pasan por lo menos las horas de sueño que deben ser ocho, más el tiempo transcurrido entre la ingesta de la cena y el momento de dormir.
Los problemas económicos de los padres y la idea de que el adolescente “ya está grande y puede prepararse solo sus alimentos”, lleva a descuidar ese primer alimento del día. De acuerdo a la información proporcionada por los padres, muchos no tienen más de 40 pesos diarios para alimentar a toda la familia, lo que hace que el desayuno sea magro.
Suele ocurrir que al necesitar más sueño del normal, el adolescente se despierte tarde para ir a la escuela y deja el desayuno sin probar por llegar a tiempo, sin que haya en ese momento un adulto que supervise la ingesta de alimentos.
Como conclusiones de su estudio, el licenciado en Salud Pública comprobó la relación entre un ayuno prolongado entre la cena y la primera comida del día, con la obesidad de alumnos de nivel secundaria.
Sugiere además a los padres de familia y a las escuelas secundarias que insistan en la necesidad de tener hábitos alimenticios sanos, a través de pláticas al respecto, supervisar la ingesta de alimentos de los adolescentes en casa y en la escuela ofrecer alimentos que sean alimenticios sin ser desproporcionados en cuanto a grasas, harinas o azúcares.