Cartelera Retrospectiva / Blancanieves
Es una de las películas más interesantes que hemos visto este año en cartelera. Pero ojo, no es para todos. Una cuarta parte de la audiencia abandonó molesta la sala, el filme fue demasiado para los acostumbrados a las versiones edulcoradas de la casa Disney
Morelia, Mich., 25 de agosto de 2013.- En unas pocas salas pero con una gran expectativa, llegó por fin la gran ganadora de los Premios Goya en su más reciente edición, Blancanieves (2012), apenas segundo largometraje del cineasta bilbaíno Pablo Berger, quien sorprendió hace algunos años con la extraña pero notable comedia Torremolinos 73 (2003). La cinta ya ha tenido su recorrido por festivales como San Sebastián y Toronto, además de que fue la selección española para competir en los Oscar en la categoría de Mejor película de habla no inglesa.
Ocho años le tomó a Pablo Berger concretar esta idea que desde hace tiempo ya rondaba en su mente. Han sido ya tantas las adaptaciones cinematográficas del cuento clásico firmado por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, algunas de ellas tan recientes como las insufribles Espejito, espejito (Mirror, mirror, 2012) y Blancanieves y el cazador (Snow White and the huntsman, 2012), que parecía imposible que pudiera ofrecerse una nueva visión de la historia. Para colmo, apenas en el 2011 se estrenó con inusitado éxito la cinta francesa El artista (The artist, 2011), que al igual que la Blancanieves de Berger, es un filme mudo y monocromático.
Pero Berger pasó la prueba, con un guión propio decidió situar su relato en la España de los años veinte. En este caso, Blancanieves no será una princesa mimada sino la hija del más grande torero de la época y de una conocida cantante de flamenco. Trágicas circunstancias traen a escena a Encarnación, una ambiciosa enfermera que terminará instalándose en la mansión del matador y obligará a la joven heredera a viajar por el campo acompañada por un variopinto grupo de enanos toreros, faltaba más.
El gran mérito del filme es conjugar adecuadamente los elementos básicos del cuento con las tradiciones más arraigadas del pueblo español. La estructura narrativa aparenta simpleza pero permite el lucimiento de los personajes, convirtiendo un relato infantil en un drama vigoroso y elegante. En tanto que una impresionante puesta combina con una disposición visual que oscila entre la ingenuidad y lo perverso, la iluminación y el tenebrismo. También debe destacarse el elaboradísimo tratamiento de una de las tradiciones más rancias de la península ibérica: la tauromaquia.
Otro detalle importante es que el filme elude el regodeo gráfico del sufrimiento animal sin que por ello deje de ser un elemento importantísimo del entramado. Esto no impidió que en España, grupos defensores de los derechos de los animales protestaran y pidieran que se sancionara a la productora después de filtrarse la información de que los toros y vaquillas fueron sometidos a las picas y las banderillas, para finalmente ser sacrificados en los chiqueros de la plaza. Los productores y el director han negados las acusaciones pero la polémica aún sigue dando de qué hablar.
Al margen de lo anterior, se debe rescatar el gran trabajo de los actores, que con gestos y expresiones sacan adelante la narración: Los más experimentados Maribel Verdú como la madrastra y Daniel Giménez Cacho en clave paternal. También sería imposible imaginar otras Blancanieves españolas más dignas que Sofía Oria y Macarena García, quienes interpretan a la protagonista en su infancia y juventud respectivamente.
Blancanieves es una de las películas más interesantes que hemos visto este año en cartelera. Una muestra de que con creatividad e inteligencia se pueden retomar historias de sobra conocidas, para dotarlas de un alma y sensibilidad distintas a las que ya están instaladas en la memoria colectiva. Pero ojo, no es para todos. Una cuarta parte de la audiencia abandonó molesta la sala, el filme fue demasiado para despistados padres de familia y azorados infantes acostumbrados a las versiones edulcoradas de la casa Disney.