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Cartelera Retrospectiva / Dallas Buyers Club

Se presentó con muy pocas copias para su exhibición en el territorio nacional; algo curioso si se toma en cuenta que la película ganó tres Oscares y dos Globos de Oro
Se presentó con muy pocas copias para su exhibición en el territorio nacional; algo curioso si se toma en cuenta que la película ganó tres Oscares y dos Globos de Oro

La historia, inspirada en un personaje real, está ubicada a mediados de los años ochenta en Texas, donde Ron Woodroof, un estafador de poca monta, homofóbico y con problemas de alcohol y drogas, descubre un mal día que tiene SIDA; los médicos le pronostican no más de treinta días de vida

Morelia, Michoacán, 11 de abril de 2014.- Quizás debido a la poca confianza de la distribuidora, Dallas Buyers Club (2013), séptimo largometraje del cineasta canadiense Jean-Marc Vallée, se presentó con muy pocas copias para su exhibición en el territorio nacional. Algo curioso si se toma en cuenta que la película ganó tres Oscares y dos Globos de Oro (en las categorías de Mejor Actor y Actor de reparto, una situación poco común). La cinta empezó a hacer ruido cuando se publicaron las primeras fotos de su protagonista Matthew McConaughey, notablemente delgado, hablando del raquítico presupuesto de la producción, que fue de poco más de cinco millones de dólares. A la postre recaudó cerca de treinta millones de dólares desde su estreno en noviembre del año pasado.

La historia, inspirada en un personaje real, está ubicada a mediados de los años ochenta en Texas, donde Ron Woodroof, un estafador de poca monta, homofóbico y con problemas de alcohol y drogas, descubre un mal día que tiene SIDA. Debido a sus condiciones de salud, los médicos le pronostican no más de treinta días de vida. Pero el ingenio malicioso de Woodroof lo empuja a buscar una alternativa al tratamiento paliativo que el hospital le ofrece. El resultado es la creación del Dallas Buyers Club, un grupo en donde a cambio de una buena suma de dinero, se ofrece a sus miembros (en su mayoría homosexuales), acceso a todo tipo de medicamentos legales e ilegales, en una carrera contra el tiempo para no sucumbir ante la, en ese entonces, mortal enfermedad. Las agencias gubernamentales y las compañías farmacéuticas tratarán de impedir las actividades del Club, convirtiendo al propio Woodroof en una especie de activista involuntario en la lucha contra el padecimiento.

Ron Woodroof fue en su momento, objeto de un extenso reportaje en uno de los principales diarios texanos. El guionista Craig Borten lo entrevistó en 1992 poco antes de su muerte y empezó a crear el texto para una película, basándose en sus notas y en diarios personales del protagonista. Desde entonces intentó atraer el interés de directores como Denis Hooper y Marc Forster, pero nunca se pudo conseguir el financiamiento, fue hasta la llegada de Jean-Marc Vallée y el propio McConaughey que pudo levantarse el proyecto.

El tema de Dallas Buyers Club se prestaba para el melodrama llorón y reivindicador al más puro estilo de Philadelphia (1993), pero en cambio nos ofrece un drama relativamente complejo y que puede tener diversas lecturas: el protagonista que debe sobreponerse a su propia homofobia al ser él mismo blanco de las burlas y discriminaciones de sus antiguos compañeros, al mismo tiempo es un recordatorio sobre las precarias condiciones del sistema de salud estadounidense (un tema pendiente en casi todos los países del mundo), que están a expensas de los intereses de la industria farmacéutica. En ese sentido se acerca más al documental de David France, Como sobrevivir a una epidemia (How to survive a plague, 2012).

Muchos detalles hablan por sí mismos del compromiso que asumieron quienes participaron en el filme, se rumora que únicamente se dieron 250 dólares para todo el departamento de maquillaje (que a la postre se llevó un Oscar), Jared Leto hizo una pausa en su carrera musical y después de una ausencia de cuatro años decidió volver al cine para este trabajo. El propio McConaughey además de ayudar con el financiamiento, perdió más de veinte kilos para poder darle más credibilidad a su personaje, pero no es solo la pérdida de peso, son sus gestos, su acento, el movimiento de sus manos los que lo confirman como un actor que se aleja del estereotipo del galán deportista que lo caracterizaba en sus primeras películas.

Aunque parece que el guión y los actores llevan el mayor peso de la cinta, algún mérito debe tener Jean-Marc Vallée para ofrecer una obra sólida, coherente y entretenida, Ya que antes de esto sólo se le conocía por el ligero pero muy correcto drama histórico La reina joven (The Young Victoria, 2009). Al margen de algunos chispazos autocomplacientes y algunos flashbacks innecesarios, Dallas Buyers Club es una de las pocas opciones rescatables en esta época plagada de videohomes bíblicos y franquicias infantiles o de superhéroes. Además hay que agradecer que la distribuidora decidiera respetar el nombre original, no me imagino el nombre que le hubieran puesto, terrible.

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