Cartelera Retrospectiva / Misión rescate
Mark Watney es un botánico que forma parte de una misión científica en Marte. Un suceso inesperado hace que los miembros del equipo deban evacuar el planeta apresuradamente, pero mientras van camino a la nave, Watney desaparece y lo dan por muerto. Sin embargo, el astronauta sigue vivo y queda como el único habitante del planeta rojo
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Morelia, Michoacán, 04 de octubre de 2015.- Con un entusiasmo inusual (o tal vez simplemente excesivo), ha sido recibida Misión rescate (The martian, 2015), la más reciente producción del prolífico Ridley Scott. La película es un nuevo regreso del cineasta británico a los terrenos en los que alguna vez brilló hace muchos años: la ciencia ficción. Y es que hablar de la primera entrega de Alien (1979), así como Blade Runner (1982), es hablar de clásicos indiscutibles del género. Es por ello que cada vez que el director entrega una nueva cinta acudimos a verla… a pesar de la enorme cantidad de tropiezos que ha acumulado en años recientes.
Mark Watney es un botánico que forma parte de una misión científica en Marte. Un suceso inesperado hace que los miembros del equipo deban evacuar el planeta apresuradamente, pero mientras van camino a la nave, Watney desaparece y lo dan por muerto. Sin embargo, el astronauta sigue vivo y queda como el único habitante del planeta rojo, por lo que deberá hacer uso de todo su ingenio para sobrevivir, ya que la única ayuda posible se encuentra a millones de kilómetros de distancia. Suena simple y lo es, el filme está basado en el éxito de ventas The martian, del escritor californiano Andy Weir, (la historia fue publicada originalmente en el sitio web del autor, posteriormente se vendió por 99 centavos en Amazon, hasta que poco tiempo después se consolidó como todo un best seller). En español se consigue en Ediciones B con el título El marciano.
Ridley Scott, quien define a Misión rescate “como una carta de amor a la ciencia”, no era inicialmente el elegido para dirigirla. Drew Goddard, quien hizo la adaptación de la novela, se encargaría de la dirección, pero la dejó para buscar otro proyecto, fue hasta entonces que los productores decidieron llamar al cineasta británico. Scott tardó en convencer a Matt Damon de tomar el papel principal, ya que se advierte cierta similitud con el personaje que interpretó en Interestelar (Interstellar, 2014): ambos son astronautas varados en un planeta extraño, aunque hay que decir que el tono de ambas películas es completamente diferente.
Tomando como referencia otras cintas con temáticas similares podríamos decir que es una mezcla entre Gravedad (Gravity, 2013), Misión a Marte (Mission to Mars, 2000), así como Apolo 13 (Apollo 13, 1995). Pero a diferencia de sus predecesoras, Misión rescate no utiliza la soledad y el silencio como elementos fundamentales de su trama, no plantea una reflexión seria sobre el interés de la humanidad en las exploraciones espaciales y ni siquiera consigue dotar de seriedad a sus situaciones dramáticas. En cambio, el filme de Scott, es simple y llano entretenimiento. Pero peor aún, está contado en un tono empalagosamente optimista.
Si bien el equipo de producción se tomó muy en serio las cuestiones técnicas (se dice que más de cincuenta páginas del guion provienen de material de la NASA), lo cierto es que sus personajes son terriblemente superficiales, ni siquiera el drama que se desarrolla en la Tierra por traer de vuelta al astronauta varado resulta convincente, especialmente cuando se mete con calzador la cooperación de China en el plan rescate, un simple indicador de lo importante que es el gigante asiático para la comercialización de películas estadounidenses.
Habrá quien disfrute del tono optimista, casi jovial de Misión rescate (Matt Damon sonriente, haciendo gracejadas frente a la cámara), de su obstinado homenaje al ingenio humano, de su humor chabacano y antisolemne, pero quienes gustan de la ciencia ficción pesimista y oscura encontrarán muy poco para rescatar. ¿Volverá Ridley Scott a hacer una buena película del género? Tal vez sea el momento de dejar de creer. Una última recomendación: no vale la pena verla en 3D.