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“Un monstruo de mil cabezas” abre la competencia en el FICM

Un monstruo de mil cabezas no es simplemente un recuento de omisiones y francas negligencias criminales de las instituciones de salud públicas y privadas de nuestro país (y de las personas que los dirigen)
Un monstruo de mil cabezas no es simplemente un recuento de omisiones y francas negligencias criminales de las instituciones de salud públicas y privadas de nuestro país (y de las personas que los dirigen)

El filme retrata el calvario de una mujer que debe enfrentar la negligencia sistemática de una compañía que ofrece servicios médicos. Ante la negativa de la aseguradora para otorgar un tratamiento indispensable para su esposo moribundo, la mujer toma medidas desesperadas para conseguir la atención requerida.

Morelia, Michoacán, 25 de octubre de 2015.- Un monstruo de mil cabezas inauguró este sábado la sección de Largometrajes Mexicanos en competencia en el marco de la decimotercera edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). El cuarto filme que firma Rodrigo Plá arrancó los primeros aplausos en la primera función de prensa del certamen. La película formó parte de la Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Venecia y fue la elegida para abrir la sección Horizontes en la edición 2015 del importante evento cinematográfico.

El filme retrata el calvario de una mujer que debe enfrentar la negligencia sistemática de una compañía que ofrece (o al menos debería hacerlo) servicios médicos. Ante la negativa de la aseguradora para otorgar un tratamiento indispensable para su esposo moribundo, la mujer toma medidas desesperadas para conseguir la atención requerida, sin importarle los métodos para lograr su objetivo ni las consecuencias que puedan tener sus acciones.

La cinta está basada en la novela homónima de Laura Santullo (quien es pareja sentimental de Rodrigo Plá y además ha sido guionista de sus cuatro largometrajes), que está editada por Planeta y que representa la primera publicación orientada a un público adulto de la autora nacida en Uruguay. Santullo comentó en rueda de prensa, que partió de la idea de una mujer que enfrentaba a una corporación, la cual decidió que debería ser una aseguradora médica por la urgencia que demandaría la protagonista y la carga dramática que representa la carencia de un servicio de salud.

La estructura visual del filme aparenta ser tan simple, que por momentos cuesta trabajo darse cuenta del buen trabajo del director para darle fluidez a una narración que pudiera estancarse fácilmente en otras manos. La historia está contada desde diferentes puntos de vista para equilibrar la visión del espectador sobre lo que está sucediendo en la pantalla, de esa manera conserva el recurso narrativo de la novela, que está contada en primera persona. A lo largo del metraje cada uno de los personajes va brindando su testimonio, aprovechando recursos como la voz en off y cámara desenfocada, nos damos cuenta de la manera en que se distorsiona la realidad en los recuerdos y recreaciones mentales de los involucrados.

El elenco está conformado por Jana Raluy, quien es muy conocida por su trabajo en televisión y el joven Sebastián Aguirre que viene de hacer un gran trabajo en Güeros (2014), además de que en los próximos días presentará Los herederos (2015), también en esta edición del FICM.

Un monstruo de mil cabezas no es simplemente un recuento de omisiones y francas negligencias criminales de las instituciones de salud públicas y privadas de nuestro país (y de las personas que los dirigen). Es más como dice Rodrigo Plá: “la postura del ciudadano frente al Estado”, la indefensión a la que estamos expuestos a causa de un gobierno fallido.

Pero aunque toca puntos interesantes, la nueva obra del cineasta mexicano (porque como él mismo lo aclaró en la rueda de prensa: “no sean gachos, soy de aquí”, haciendo referencia a la confusión que genera el haber nacido en Uruguay), no alcanza los niveles de sensibilidad, de identificación que sí consigue en La demora (2012), hasta ahora el mejor de sus trabajos. En cambio se acerca más al tono surreal y forzado de La zona (2006), su recordada ópera prima.

No obstante hay que reconocer la capacidad de Rodrigo Plá para enfrentar temáticas diferentes y su habilidad para sacar el máximo provecho de historias que parecen mínimas. Indudablemente es uno de los talentos mexicanos que no hay que perder de vista en los próximos años.

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