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Administración Trump investiga a hospitales por tratamientos transgénero en menores

Gobierno alega falta de evidencia en intervenciones trans; preocupa consentimiento informado infantil

Ciudad de México, 30 de mayo de 2025.- La administración del presidente estadounidense Donald Trump inició una investigación sobre hospitales que han proporcionado medicamentos y realizado cirugías transgénero en menores, buscando información sobre los procesos y resultados —en particular, “eventos adversos”— que resultan de estas controvertidas intervenciones médicas.

Mehmet Oz, director de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS, por sus siglas en inglés), envió esta semana una carta a hospitales seleccionados preguntando si han cambiado y cómo han cambiado sus protocolos y procedimientos en respuesta a las nuevas normas y directrices emitidas por Trump y el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).

Trump firmó una orden ejecutiva el 29 de enero que instruyó al HHS a poner fin a los reembolsos de Medicare y Medicaid para intervenciones transgénero en menores. El 1 de mayo, el HHS publicó un informe detallando la falta de evidencia que respalde tales tratamientos médicos.

El CMS otorga a los hospitales 30 días para responder a la carta y declaró en un comunicado que tiene “preocupaciones urgentes” relacionadas con procedimientos que describió como “dañinos”.

En la carta, Oz preguntó a los hospitales qué “cambios en las guías y protocolos de práctica clínica” se están implementando en respuesta al informe del HHS, particularmente en torno a “la adecuación de los protocolos de consentimiento informado para niños con disforia de género”, como “cómo se determina que los niños son capaces de tomar estas decisiones que tienen la capacidad de cambiar la vida”.

La carta también pidió a los hospitales que informen sobre “cualquier evento adverso relacionado con estos procedimientos”, especialmente en lo que respecta a “niños que posteriormente buscan de-transicionar”. Señaló que el CMS debe “garantizar estándares básicos de calidad” en las instituciones que participan en Medicare y Medicaid.

Algunas de las intervenciones médicas que preocupan al CMS incluyen cirugías que remueven órganos sexuales o que “intentan transformar la apariencia física de una persona para alinearla con una identidad que difiere de su sexo”, así como la prescripción de hormonas cruzadas y medicamentos que “retrasan el inicio o la progresión de la pubertad en su momento normal”.

 “Estos son procedimientos irreversibles y de alto riesgo que se realizan en niños vulnerables, a menudo con dinero de los contribuyentes”, dijo Oz en un comunicado. “Se espera que los hospitales que aceptan fondos federales cumplan con rigurosos estándares de calidad y mantengan el más alto nivel de responsabilidad en el uso de recursos públicos; no haremos la vista gorda ante procedimientos que carecen de una base sólida de evidencia y que pueden resultar en daños de por vida”.

El CMS también solicitó información sobre datos financieros relacionados con tales intervenciones, incluyendo facturas por medicamentos y cirugías transgénero para menores que fueron financiadas con dinero federal, así como documentos que muestren los ingresos generados por estos procedimientos y sus márgenes de ganancia.

Mary Rice Hasson, directora del Proyecto Persona e Identidad en el Ethics and Public Policy Center, dijo a CNA —agencia en inglés de EWTN News— que el CMS esencialmente está tratando de averiguar: “¿qué intervenciones médicas han realizado en niños confundidos, cuánto dinero están ganando con ello y cómo les está yendo a esos niños?”.

Hasson afirmó que “la industria de género” ha afirmado falsamente seguir “medicina basada en evidencia” al proporcionar estas intervenciones, y ha “minimizado las preocupaciones de que estas hormonas y cirugías resultan en fertilidad reducida y esterilidad, a veces antes de que estos niños tengan edad suficiente para comprar alcohol”.

 “Numerosas revisiones sustantivas de la evidencia, además de la reciente revisión general del HHS, han encontrado lo contrario: que hay muy poca evidencia de beneficio, la mayoría de la evidencia es de baja calidad y los niños están sufriendo daños permanentes, incluyendo infertilidad/esterilización, riesgos cardiovasculares, huesos debilitados y probables cambios en el cerebro”, dijo.

Hasson expresó escepticismo de que muchos de los hospitales puedan cumplir plenamente, afirmando que han “hecho un trabajo terrible haciendo seguimiento de cómo les va a los niños”, y que los protocolos de consentimiento informado “exageran los supuestos beneficios y minimizan el daño”. También sostuvo que probablemente los hospitales “no quieren revelar cuánto dinero están ganando, porque eso expone sus motivos mercenarios”.

 “Es probable que estos hospitales contraten ejércitos de abogados costosos para ayudarlos a evitar rendir cuentas, pero no creo que esta administración retroceda”, añadió Hasson. (CON INFORMACIÓN DE: ACIPRENSA)

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