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Historiador Rodolfo Villareal revive debate sobre obediencia ciega y maximatos futuros

En 1936, el presidente Lázaro Cárdenas expulsó del país a Plutarco Elías Calles, quien seguía ejerciendo una gran influencia política

Morelia, Michoacán, 19 de junio de 2024.- Casualmente en estos tiempos, de nueva cuenta se habla acerca de obediencia a ciegas y maximatos futuros, Rodolfo Villareal historiador recordó  en un artículo que publicó, el 24 de agosto de 2013, en Zócalo. Que con información obtenida en el Fideicomiso Archivos Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca, a cuyos directivos y colaboradores les manifestó gratitud plena. Mientras acopiaban información, encontrando diversos comunicados que, a lo largo de los años, el general-gobernador-presidente, Lázaro Cárdenas Del Río enviaba al general-gobernador-ministro-presidente-estadista-jefe máximo, Plutarco Elías Calles Campuzano.

Era el 21 de julio de 1921, gobernaba el país Álvaro Obregón. Salido encaminándolo hacia la institucionalización. Cárdenas, un general de veintiséis años, buscaba mejorar la situación económica de su familia. Ante ello, se dirigió al ministro de gobernación, Elías Calles para informarle que junto con el “general Rodrigo M. Talamante…hemos decidido solicitar licencia para separarnos del servicio por un tiempo, e ir a Michoacán a establecer un negocio de maderas”. Acto seguido le pedía “si podría ayudarnos con su influencia para que el ferrocarril nos abriera un crédito en la Comisión Monetaria de Morelia, por determinada cantidad”.

Al respecto como dato adicional Villareal, escribe que existen leyendas sobre los negocios de la madera y familia Cárdenas, pero al no contar con datos duros no se podría afirmar en que acabo aquello. Lo único que recordaba es que durante los primeros años del sexenio lopezportillista, el subsecretario forestal y de la fauna se llamaba Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano quien de ahí se fue a gobernar Michoacán. Le faltó al historiador mencionar que antes de gobernador fue senador, pero regresemos al tema central de esta información; Aunque hay bastante de qué hablar sobre esa revelación de Villareal, pues solo hay que investigar el negocio de la madera de la familia Cárdenas Solórzano hasta años recientes, pero ese es otro tema que tocaremos en otra ocasión.

En plena actividad militar, el 8 de mayo de 1928, el general Cárdenas se dirigió al presidente Elías Calles para rogarle “tener en cuenta mi gratitud… y precisar que haber logrado ascender al más alto grado en nuestro ejército lo debo a usted que siempre me ha distinguido y ayudado y espero guarde usted la seguridad de que seré siempre de usted el amigo leal que seguirá guiándose en las ideas revolucionarias y ejemplo de honradez que nos ha enseñado usted.”

El 19 de julio de 1928 escribe el historiador Rodolfo Villareal, que tras del asesinato del salido ex presidente Obregón, Cárdenas empuñó la pluma y le escribió al presidente Elías Calles: “Ahora, señor, en vuestras manos ha quedado resolver la situación del país y en estos momentos en que la nación pone sus esperanzas en usted, tened presente que si un grupo tuvo empeño en asesinar al general Obregón, puede existir otro que tenga interés en vuestra muerte, y si esto sucediere, pensad en los trastornos enormes que sobrevendrían al país faltando usted, que es el único que tiene ascendiente en toda la república… cuidad vuestra persona para evitar un nuevo desastre a la nación”.

 Si alguien estima que esas palabras asemejan a un acto de servilismo, por favor, quítese esa idea de la cabeza. Eso no era más que sinceridad (¡!) pura. Para que no haya duda de ello, durante el llamado maximato, Cárdenas reconocería la autoridad de Elías Calles.

En julio 16 de 1929, Cárdenas le recordaba al estadista Elías Calles que, como se lo había comentado personalmente, dejaría la jefatura de operaciones militares para regresar a la gubernatura de Michoacán. Ante ello, le pedía, “se sirva recomendar con el señor Presidente [Emilio Portes Gil], sea designado el general [Vicente] González para sustituirme en esta jefatura.”

Casi un año después, el 27 de junio, Cárdenas volvió a requerir el apoyo de Elías Calles, ahora apuntando que dados “los buenos servicios prestados por el general brigadier Miguel Henríquez Guzmán…le suplico recomendarlo para que se le dé alguna comisión, ya sea el mando de un regimiento o hacer posible se le destine a Quintana Roo…” Al calce, apuntamos que Henríquez alegaba ser nativo de Piedras Negras, Coahuila.

En octubre 10 de 1930, al momento de presentarse cierta agitación política, Cárdenas escribía al Jefe Máximo “lo indispensable que es aún su intervención y la inconveniencia de su alejamiento del país, porque aún no está cuajada otra personalidad que tenga ascendiente sobre políticos y militares”. Solamente “agrupándonos con usted alrededor del Presidente de la Republica, [podremos] fortalecer su investidura y hacer triunfar de la intriga la obra de la Revolución, obra de usted puesta en manos del primer magistrado de la nación”. En 1932, cuando Elías Calles era secretario de Guerra y Marina, y Cárdenas había retomado la gubernatura de Michoacán, se suscitó un problema político en Guanajuato.

Entonces, Cárdenas escribió que juzgaba “obligatorio tener ante usted opiniones de consulta para que usted mismo, que tiene la responsabilidad encauzadora del país y la carga de estar desbaratando ambiciones, nos marque derroteros para que cada uno prestemos la más franca colaboración…”. El 6 de diciembre de 1933, al ser designado candidato presidencial por el PNR, Cárdenas reconoció a Elías Calles por “su carácter creador de este instituto y sincero orientador, el empeño que guiara todos mis actos…” En ese contexto, siendo ya presidente, en abril de 1935, Cárdenas le escribía que envió, al Tambor Sinaloa, al licenciado Silvestre Guerrero para que le haga “una exposición sobre asuntos de interés nacional, principalmente el monetario relacionado con el alza de la plata, rogándole darme su opinión que considero muy autorizada por los vastos conocimientos que tiene usted en asuntos de esta naturaleza”. Esto no podía durar toda la vida. Con todas estas alabanzas que ocurrió, si calles formo desde las ligas menores hasta hacer presidente al General Lázaro Cárdenas del Rio-

La Historiadora Dora Alicia Carmona Dávila escribió en su Memoria Política de México. El 9 de enero de 1936, Calles se había presentado al Juzgado Primero de Distrito en materia penal, para declarar en el juicio que se le seguía a Nemesio Treviño Villarreal, acusado de que en 1915 hizo contrabando de armas en Sonora. Por otra parte, Luis N. Morones –vocero de Calles-, tenía un abierto juicio porque en dos casas de su propiedad fueron encontradas armas y municiones. Estos hechos fueron interpretados por la opinión pública como signos del ocaso del Maximato.

Por otra parte, durante el mes de febrero ya presidente el general Cárdenas, hubo impresionantes mítines de obreros, campesinos y empleados públicos que a gritos pedían a Cárdenas que castigará las intromisiones de Calles. En muchos lugares del país, paseaban ataúdes con los nombres de Calles y Morones; lo mismo pedían los comunistas y algunas lideresas con agresivos grupos de mujeres intentaron invadir las propiedades de Calles; gobernadores, diputados, senadores y algunos militares afectos al ex presidente habían sido depuestos o movilizados de su zona de influencia; y, finalmente, la gran creación de Calles, el PNR, lo expulsó “por traición al programa de la Revolución y por conspirar contra las instituciones”; además, el Congreso lo acusó de desacreditar al país en el extranjero y llamarlo comunista y el Congreso de Veracruz, dijo que ya no era “hijo predilecto”.

El 9 de abril siguiente, Morones, Luis L. León y Melchor Ortega fueron aprehendidos en distintas horas y lugares. Calles padecía un fuerte ataque de gripe y estaba en su lecho leyendo Mi Lucha de Adolf Hitler; a las diez de la noche, Navarro Cortina fue a su domicilio para notificarle que se preparara para salir del país; no opuso resistencia y preguntó la razón del exilio; Navarro le respondió: “Soy un soldado y sólo obedezco órdenes”. A las seis y media de la mañana, fue llevado al aeropuerto.

Este mismo día, Cárdenas da a conocer un documento explicativo de las razones de la expulsión y señaló que asumía la responsabilidad legal y política del hecho. La prensa de la época comentó que era muy probable que Clark Lee corresponsal de la Prensa Asociada de México, fuera quien le dio la noticia antes del comunicado oficial; también se especuló que la noticia se filtró por medio de los círculos diplomáticos cuando Josephus Daniels gestionó su visa por teléfono.

El 10 de abril de este mismo año, del aeropuerto de Balbuena despegaría el avión en el que iban Calles, Morones, León y Ortega. Plutarco Elías Calles fijó su residencia en San Diego, California y no regresó a México sino hasta que el presidente Manuel Ávila Camacho, al final de su mandato, le permitió de nuevo residir en el país, a donde retornó gravemente enfermo. Murió el 19 de octubre de 1945 en la Ciudad de México

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